miércoles, 27 de julio de 2011

UNA FERIA INFANTIL CHICA, MUY CHICA

Se está celebrando la 21ª Feria del Libro Infantil y Juvenil de Buenos Aires (11 al 30 de julio de 2011) en un recinto ferial donde las urnas de las eternas votaciones porteñas han quitado un valioso espacio a los libros. Quizás haya que preguntar en futuras elecciones primarias, secundarias, terciarias y balotajes (que de todo esto tiene el sistema electoral argentino), si el obligado elector quiere que sus hijos, nietos, sobrinos o vecinos pequeñitos puedan conocer y leer libros pensados para ellos.

Confinada la Feria Infantil en terrenos del Gobierno de la ciudad compartidos, dirigida por una fundación que parece conocer más de negocios que de libros para niños, esta edición de 2011 es la más pobre y chica que uno haya conocido desde hace años. (Pueden leerse sus actividades en: http://www.el-libro.org.ar/infantil/ )

Unos amigos centroamericanos venían de ver la Feria del Libro FILGUA 2011 ( www.filgua.com ), Feria del Libro de Guatemala, un país tres veces menos poblado que Argentina y muchas veces más pobre, que del 15 al 24 de este mes de julio ha celebrado su Feria del Libro enfocada también a los niños. El patio central de esta feria estuvo dedicado a María Elena Walsh y fueron múltiples los actos pensados para niños y dedicados a la autora nacida en 1931 en Ramos Mejía (provincia de Buenos Aires) y recientemente fallecida. Estos amigos se extrañaban de las escasas dimensiones de la Feria argentina con el notorio comentario: “Pero si es más pequeña que la nuestra”. Y sí, como dicen por acá: la Feria del Libro Infantil de Buenos Aires se ha achicado y se ha llenado de ruidos poco literarios.

Recorrer la feria en esta edición exigua es no poder ver un libro con tranquilidad, ni una exposición de ilustradores o fotográfica con lógica. Parece mentira, pero ninguno de los espacios expositivos tiene la mínima aclaración y señalización. Uno puede ver veinte originales de discos de María Elena Walsh, quince fotos de distintas épocas suyas y un centenar de libros, sin ningún orden ni concierto y sin ninguna explicación. Una exposición al lado de los baños y sin ningún cartel interpretativo, lo mismo que las dos galerías de ilustraciones, perdidas en salones sin indicaciones. ¿Para qué se dedica una Feria a Mª Elena Walsh o Hugo Midón, si uno sale de ella sin saber absolutamente nada nuevo de cualquiera de estos dos grandes personajes que pensaron en los niños?

Acudir a una conferencia o taller, intentar ver un espectáculo sin interferencias, oír a un escritor español, tucumano o peruano, es tarea casi inútil. Cualquier orador tiene que competir con trenes y helicópteros, aviones y altavoces anunciando la última invención del más gritón del lugar, sea cuentacuentos, cantante para niños o Iliana Calabró, alguien que colapsó durante una hora la entrada y salida de visitantes. Quien diseñó los salones de actos fuera del edificio central debe de ser sordo o sorda, además de ciego o ciega, para no ver y oír los centenares de trenes que circulan por el lugar a escasísimos metros de la Feria. Ha habido charlas y coloquios insufribles, cursos de los que la gente ha huido en masa, actos donde se oía más el helicóptero o avión de turno que al que intentaba explicar algo micrófono en mano.

Una feria sin actos importantes, sin ciclos de nada, sin exposiciones de más nada y llena de ruido, mucho ruido y desorganización. Si tienen intención de ir les recomiendo no vayan, centenares de niños les van a atropellar, no van a poder escuchar algo a gusto y mira por donde, Guatemala tiene más interés por María Elena Walsh que la propia Argentina. Una pena y los que la organizan no se dan cuenta; o sí y les da igual. Sic transit feria capital del mundit.

P.S.: Me han gustado el eslogan de esta Feria del Libro Infantil –“Aires de Buenos Libros”- y su ilustración principal, obra de Poly Bernatene; ambos invitan a soñar en medio del ruido.

3 comentarios:

  1. Coincido totalmente con esta apreciación. Fue una gran desilusión. Fui con mis hijas con la idea de que nos sentáramos a leer, disfrutar y elegir buenos libros para llevarnos a casa, y solamente un stand (el de Unaluna) tenía una pequeña mesita y sillas para poder hacerlo (agradezco, de paso, esa gentileza). Me pregunto cuál es el sentido de una feria del libro infantil en la que chicos y padres no podemos hacer este simple acto de sentarnos a leer juntos, sorprendernos con libros nuevos y disfrutarlos. Qué desperdicio de esfuerzo, tiempo y dinero.

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  2. A mi me encanta disfrutar de las ferias por que puedo comprar de todo!

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  3. No importa si es chica la feria siempre y cuando tenga muchos productos para comprar

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