sábado, 23 de abril de 2011

FONCHITO EN LA FERIA DEL LIBRO

En una ciudad abierta al mundo de los libros como es Buenos Aires –o al menos así se publicita- ha aparecido estos días el padre literario de Fonchito, ese niño de Lima amante nada platónico de una niña llamada Nereida que, a cambio de un beso, le pide la luna. Nadie le ha preguntado a este abuelo de 75 años por sus nietos, por los cuentos que leen sus ahijados y que el gusta contar con su voz penetrante. Este abuelo, de nombre Mario y nacimiento peruano, como tiene el gusto de escribir –y no lo hace mal- decidió hace poco tiempo dejarles pequeñas historias a sus retoños en forma de libro.

Fonchito y la luna es la primera de ellas, un libro con protagonistas infantiles que juegan a enamorarse y en su juego se encuentran miradas y palabras. Palabras tan bellas como las de la presentación de Nereida: “Nereida tenía unos ojos grandes y muy vivos, una naricilla respingada, unos cabellos negrísimos y una tez blanca como la nieve que debía ser -pensaba Fonchito- más suave que la seda”. En Lima, la ciudad de Fonchito y Nereida, no es fácil ver nieve salvo a distancias andinas, ni casi se puede observar la luna en esos eternos días nublados que pueblan su cielo meses y meses; pero los amores rondan cada esquina y un beso puede ser toda una conquista. Por lo menos para Fonchito que consigue al final lo ansiado. ¿Cómo? Busquen y lean este bello libro que se merece que muchos niños y sus padres se pregunten por él. Pero es difícil si no se conoce; sus editores no gustan de anunciarlo mucho y el propio padre literario de las criaturas habla siempre de otros libros y cuentos suyos. Fonchito parece el hijo que no se quiere.



Y es raro que con la pasión que Mario Vargas Llosa pone en sus novelas, en sus declaraciones públicas, en sus artículos quincenales, no se anime a decir al mundo que sus nietos y todos los nietos del planeta se merecen buenas historias.



Mario estuvo en la 37ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires y charló delante de un comprimido auditorio que tuvo que enseñar su foto (la de Vargas Llosa) y codearse para poder verlo con otros invitados y público en general (codearse, como bien dice el termino, es darse con los codos unos a otros). Todo ocurrió en los aledaños de la sala que custodiaba María Kodama, sala que con tan bella custodia solo puede tener el nombre de su marido: Jorge Luis Borges. Su entrada –la de Mario, no la de Borges, q.e.p.d.- hubiera sido triunfal si al paso de su negro Audi, escoltado por la policía, todo el mundo no le confundiera con la presidenta Cristina Fernández, a la que luego dedicó unas breves palabras de ánimo en su tarea política deseando que “la libertad de expresión de la mandataria argentina se contagie a todos sus partidarios”. Alguno debía haber en la sala, pues no aplaudió esta frase.




El señor Vargas tuvo algunos atisbos de acercarse a los cuentos en su elocuencia al hablar de que podemos comparar el mundo de los libros con “un bosque encantado” donde estos “están allí, quietos, inertes, silenciosos, como los árboles y las plantas de las fantásticas historias infantiles, esperando la varita mágica que los anime”. No hubo después fantásticas historias infantiles y sí mucha política y un recorrido vital por personajes que él conoce bien: los protagonistas de sus novelas. Uno siente que todo un Premio Nobel de Literatura no haga el esfuerzo de clamar por los niños, porque sus nietos y todos los nietos del mundo tengan buenos libros, no en vano alguna vez pensó en ello. Fonchito, allá en Lima, seguirá mirando la luna a través de los ojos de Nereida.

3 comentarios:

  1. El libro "Fonchito y la luna" se publicó el pasado año 2010 por la editorial Alfaguara en España. Las ilustraciones son de la artista madrileña Marta Chicote Juiz y dan al relato ese aire de sueño que tienen los amores infantiles.
    Lo peor del libro es la edición, con portada muy mejorable y papel que pide más gramaje. No están cuidados los detalles de interior y lo que podría ser un buen álbum ilustrado se queda en un buen libro. Por Argentina la edición viene de México y está editada, obviamente, por el todopoderoso grupo Prisa, o así se publicita en su stand de la Feria del Libro.

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  2. Javier: gracias por el dato. No conocía este libro de Vargas Llosa a quien admiro como escritor.

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  3. He leido los libros de Fonchito y la verdad es que me ha dejado anonadado con su calidad. No creo que una persona que sepa de su existencia puede ignorar el hecho y nunca leerlos...seria un crimen!

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