martes, 4 de septiembre de 2012

IBEROAMÉRICA A TROZOS (O COMO NO VER NI EL BOSQUE LITERARIO NI SUS ÁRBOLES-LIBROS PARA NIÑOS)




Desde el año 2004 una fundación española unida a una editorial con presencia y predominio en el mundo literario infantil y juvenil (Fundación Santa María o en su anagrama: Fundación SM) se ocupa de publicar un anuario para explicar cómo ha funcionado esto de la LIJ en España y parte de América en los últimos doce meses. Hace poco tiempo ha sido publicada la última entrega: el Anuario Iberoamericano sobre el Libro Infantil y Juvenil 2012, un libro de 228 páginas que no habla del 2012, sino del 2011 (con artículos que llevan a recorridos literarios por siglos anteriores al XXI).

Una formula esta del anuario (véase en tres partes en  http://www.fundacion-sm.com/ver_noticia.aspx?&id=30439 o en una sola en: http://www.literaturasm.com/archivosCMS/3/3/47/usuarios/234803/13/20120309122337N_d6fb69bf-85a0-4158-8771-69564411d1d6.pdf  ) que la editorial marianista repite una y otra vez en un intento de “reunir en un volumen anual toda la información disponible sobre la LIJ”, “desde el compromiso y la generosidad”. Pero… no todo el monte es orégano, sino que el orégano solo está “en los países en los que la Fundación y el Grupo SM están presentes”. Así, un anuario Iberoamericano se convierte en menos de medio Iberoamericano al analizar solo 9 de los 22 países con idioma oficial portugués o español. Es decir: IBEROAMÉRICA A TROZOS.

Literaturas de gran tradición y múltiples obras infantiles de calidad como la cubana o la uruguaya brillan por su ausencia, lo mismo que la de países como Ecuador, Portugal, Venezuela o Paraguay, país este con un despegue de calidad y publicaciones en el año 2011 grande. Y, ya que es una editorial religiosa, en el limbo quedan los libros para niños bolivianos, nicaragüenses, panameños o costarricenses. La generosidad parece que tiene más que ver con lo oneroso que con lo generoso (sin meternos en otras Honduras, país que tampoco aparece).

El libro, tras las palabras introductorias de la gente de SM, comienza con una visión general de la LIJ en Iberoamérica del especialista cubano, residente en Estados Unidos, Antonio Orlando Rodríguez. Difícil su tarea y parcial su visión “a vuelo de pájaro”, donde con una mirada optimista de la LIJ repasa géneros y temas por países. Un largo artículo que es lo mejor del anuario, donde se nota un gran esfuerzo de documentación que por lo inabarcable de la tarea tiene sus lagunas (lagos en el caso de su visión de la producción española y argentina).

Del resto de las parcelas, destacar las dedicadas a España y Colombia, que por su brevedad se hacen más dinámicas de leer y sus autoras (Victoria Fernández y Beatriz Helena Robledo) logran dar realmente una visión general sin caer en la acumulación de autores y libros. Acumulación de nombres (decenas y decenas en algunas páginas) en el trozo argentino y de números en el brasileño, artículo este que contiene algunos de los mejores libros que se han editado en el 2011.

Cabría hacer un listado país por país por tamaño de su trozo nacional en el libro medido en páginas. El “medallero” quedaría así:

Argentina                    26
Chile                           24
México                        14
España                       12 (más 12 de Cataluña, 10 de Galicia y 12 del País Vasco)
Colombia                    12
Puerto Rico                 12
Perú                           12
Brasil                           8
Republica Dominicana    4

A uno le duelen las ausencias, pero le molestan más las muchas presencias. Este es el caso del artículo argentino que parece un catálogo exhaustivo y sin ningún análisis de autores, editores, especialistas, conferenciantes, profesores universitarios y experiencias varias. Nombres y más nombres llenan páginas (listado, por ejemplo, de ¡44! editores con nombres y apellido) y exhaustividades como las cuatro páginas dedicadas a un canal televisivo educativo (del mismo tamaño que todo el artículo de la República Dominicana) o el largo y muy parcial apartado de “un poco de historia”. Parece que la articulista –Nora Lia Sormani- tenga que hacer patria y no pueda dejar a nadie en el tintero (que lo deja), teniendo que reflejar largamente todo lo oficial (tres páginas para una asociación, por ejemplo) en una época y un país en que discrepar empieza a ser arriesgado. Como arriesgado es decir, contrariando lo que se lee en el anuario, que 2011 fue el año del gran homenaje del pueblo argentino a María Elena Walsh, citada en muchos encuentros y ferias del libro, con varios recitales especiales de sus canciones en escenarios diversos, pero sin una sola exposición conmemorativa hecha con rigor (la de la Feria Infantil del Libro fue vergonzosa), ni un estudio nuevo, ni una reedición critica o un documental trabajado.
 
Un Anuario Iberoamericano quizás debería ser otra cosa o tener otras visiones. El de la Fundación SM no parece que logre una visión ni anual ni Iberoamericana. Pero parece que se quiere una LIJ a trozos y esto sí se logra. A los lectores nos toca esta labor; ya lo decía el otro Marx: “Trocitos del mundo, uníos”.


jueves, 16 de agosto de 2012

UNA COLECCIÓN DISTINTA (O CÓMO HAY QUE ACUDIR A ARGENTINA PARA CONOCER BUENOS LIBROS DE LIJ)



Recorrer la diversidad de países americanos de habla española es constatar que los referentes de autores de LIJ universales hay que encontrarlos en colecciones de editoriales españolas (y alguna mejicana), donde leer a Michael Ende, María Gripe, Katherine Paterson o Roald Dahl, por hablar de autores en alemán, sueco,  inglés norteamericano y galés. No se traducen casi obras de autores en otros idiomas (Argentina no llegó a veinte obras de autores alemanes para niños publicadas en toda la década pasada, 2001 a 2010, con los germanos Grimm por medio) y querer saber algo de lo que sucede y se publica en Italia, Francia, Australia o Alemania pasa por poder recibir libros de España.

Esto está cambiando, quizás por la crisis económica europea y española que también afecta al libro infantil, quizás por un mayor acceso de los editores iberoamericanos a los derechos de obras para niños en ferias y congresos, lo que está produciendo que para conocer lo que se hace el mundo de la LIJ mundial haya que mirar y leer libros editados en Argentina, Colombia o Brasil. El ejemplo de cómo hacer bien las cosas y crear algo diferente y con calidad es la colección “Todos Distintos” del Grupo Mac Millan Argentina.

“Todos distintos” es una colección que quiere ofrecer una selección de lo mejor que se hace en otras partes del mundo al mismo tiempo que intenta potenciar los autores locales. Así llega a juntar un premio Andersen neozelandés con un premio Andersen argentino, Margaret Mahy (en una historia sencilla y edulcorada) con María Teresa Andruetto (en cinco historias al estilo breve y conciso de las filosofías orientales, conviniendo que Asia nos queda a todos al este u oriente).

La mezcla de autores es de agradecer, por la amplitud de miras editoriales en un país como Argentina que carece de ellas (perdón, maticemos: que le cuesta traducir un autor que no sea de Buenos Aires, Córdoba, Rosario o aledaños, hable guaraní o inglés) y por acercarnos obras y novedades de Michael Ende, Etienne Delessert, Guus Kuijer o Roberto Inoccenti a los lectores del idioma de Borges y Cervantes.

Y, sorpresa, cada libro –como dice el título de la colección- es distinto. Distinto en formato, encuadernación, ilustraciones, tipografía y otros detalles que hacen que la Cenicienta dibujada por Innocenti tenga un tamaño que duplique al de Mermelada de ciruelas de Margaret Mahy, que el Feroz de Etienne Delessert sea un álbum que respete tamaños rectangulares originales y se encuentre junto a Lobos de Emily Gravett que gusta de lo cuadrado.

Una colección para conocer (salvo libros como el de Lydia Carrera de Sosa, una obra llena de tópicos donde una niña paraguaya es capaz de “ir hasta lo más hondo de su tristeza, sola, sin pedir ayuda y, una vez allí, encontrar la esperanza y regresar”, todo con once años) y para necesitar tener un amigo argentino que nos traiga El libro de todas las cosas o Feroz. Con una pequeña crítica de Feroz les dejo esperando grandes cosas de esta colección y de la editorial que desde la provincia de Buenos Aires la alienta.

Feroz
Textos e ilustraciones: Etienne Delessert
Traducción: Elena Luján
Editorial: MacMillan, Buenos Aires, 2011

Etienne Delessert (Lausana, Suiza, 1941) es uno de los ilustradores mundiales contemporáneos que más ha influido en la forma de afrontar un texto y hacer un álbum. Sorprendió con sus primeras obras, se dejo apadrinar por Jean Piaget (que dijo de él: “un simple psicólogo, no competente en cuestiones de arte, admira en E.D. la mezcla impactante de euforia, amor a la vida, no conformismo y de observación incisiva acompañadas de un constante humor y una dulce ironía”) y por Eugene Ionesco, cuyos cuentos ilustró con unas imágenes “donde el niño se introduce, bruscamente, en un mundo que no está hecho a su medida, un mundo de gigantes”.
Un mundo de gigantes como el de Feroz, con un lobo desmesurado en tamaño y maldad con el que no pueden los diversos animales que intentan enfrentársele. Solo la astucia de dos gatos y el trabajo conjunto de todos los animales del entorno, con la ayuda inestimable de los tres cerditos, ahora unos personajes más, logran un final feliz (para quienes no sean lobos). El libro, publicado en inglés en el año 2008, es una fábula moderna donde lo que deslumbra son las imágenes coloristas y de perspectivas imposibles que Etienne dibuja pensando en un niño que necesita ver el mundo de otra manera.
Bienvenido una nueva obra de Etienne, que sigue publicando en Francia y en Estados Unidos, y que ahora puede volver a ver y leerse en español en una edición cuidada y respetuosa con el libro original.

martes, 10 de julio de 2012

LO QUE VIENE DEL NORTE (NUEVOS HÉROES PARA NIÑOS/AS)

Jim Smith



Hay una cadena curiosa de quejas en la Literatura Infantil y Juvenil: Argentina (o Uruguay, Colombia, México…) se queja de que hay demasiada literatura para niños procedente de España en su país, España se queja de que se traduce cualquier libro o álbum francés antes que un producto nacional, Francia se queja de que sus novelas y cuentos no son comprados y traducidos por los ingleses. ¿Y los ingleses? Felices, ellos están en la cúpula del edificio de la LIJ, acaparando con su idioma premios internacionales y vendiendo sus productos por todo el mundo, sean lectores africanos, asiáticos o de las Europas y Américas del Sur.

Británicos y norteamericanos marcan pautas literarias que rápidamente se extienden por el mundo mundial, que diría Manolito Gafotas (personaje de la escritora española Elvira Lindo). Sus personajes nos llenan de hamburguesas, sus madres parecen sacadas de un manual de psicopatología, lo mismo que los padres, los profesores y buena parte del elenco de las historias. Dos lanzamientos para el mundo de habla española en este año 2012 dan que pensar y ejemplifican lo que se está vendiendo e imponiendo en los mercados; hablo de Manu Penoso (Barry Loser en inglés) y del Capitán Calzoncillos (Captain Underpants en norteamericano) en una edición de tapa dura, dos personajes lanzados con todo tipo de marketing por la editorial española S.M., esa multinacional de los valores y de la educación religiosa.

Página original
Manu Penoso (Barry Loser en el original) es el personaje principal de No soy un penoso (I Am Not a Loser en la edición londinense), un perdedor (eso es “loser” señor traductor) que no da una en sus aventuras, casi siempre escolares. A su lado el pequeño Nicolás o la pandilla de La guerra de los botones son seres bien educados. Manu está rodeado de seres de estudio clínico que disfrutan con eructos, mocos y babas varias. Un repertorio sobre el que se asientan las historias hasta el gran eructo final producto de ese aprendiz de Fétido Adams que es Darren Darrenofski (Lolo Lolofski en español).

Adoptado el punto de vista “tonto y pueril” (“silly and childish”) que el autor quiere darnos (Jim Smith, un londinense treintañero), el libro se puede disfrutar mucho, sobre todo por los dibujos, mucho más explicativos que los textos, en un humor muy al gusto de pequeños hooligans ingleses. Uno se queda pensando para qué queremos modelos literarios como estos, por mucho que hagan gracia en varios idiomas, y qué será de lectores que solo piensan en beber Chisposa (la marca de gaseosa del libro) y eructar en varios tonos y alientos múltiples, valores cada vez más multiculturales. Ah, sobre la traducción prefiero no hablar porque parece otro texto, a veces con buenos resultados: “Hola, ¿está Cacola?” (de caca: “Is this Poopoo Speaking?”).

(Quien quiera conocer al penoso personaje puede hacerlo en su web: http://www.barryloser.com/ )

El Capitán Calzoncillos es el otro personaje que se ha lanzado al ruedo ibérico y latinoamericano sin ningún miedo. Un libro lleno de dibujos y viñetas, escrito hace quince años por el estadounidense Dav Pilkey (Cleveland, Ohio, 1966) y que promete intriga, acción y risas. Escrito y dibujado en 1997 fue el primer libro de una larga saga de trece libros, con promesas de un decimocuarto el próximo 28 de agosto y un decimoquinto en enero de 2013. Millones de lectores han disfrutado con sus disparatadas aventuras y, al contrario que el anterior, cuenta con un traductor excepcional: Miguel Azaola, veterano mediador de los libros de Roald Dahl.
Pilkey vestido de superhéroe

El protagonista se convierte habitualmente en un héroe en calzoncillos y así va por el mundo. Los causantes y creadores de su figura son dos malévolas criaturas, alumnos de una Elementary School (Escuela Primaria), que parecen dos gamberros sueltos por las calles de una ciudad de Ohio, lugar donde transcurre la ficción literaria en inglés (en español no se sabe pues no se dice y se atisba una mezcla rara: un pueblo o ciudad de Alicante con la bandera del medio centenar de estrellas por todos lados). Una obra que debe mucho a los creadores de los Simpson y cuyo estilo de humor está presente en cada capítulo del primer libro (suponemos que siga en las catorce continuaciones).
Página original

(Puede verse al autor y su obra en: http://www.pilkey.com/ )

Dos libros que lanzan al ruedo literario ejemplos de héroes un tanto estúpidos, con un humor primario y chabacano, casi de caca-moco-culo-calzoncillo. Funcionar funcionan, pero si esto es lo que hay, veremos lo que viene después. ¿Superpedorro? ¿Vómito mágico? ¿El moco superpoderoso? ¿Eructando que es gerundio? El planeta de la LIJ está en crisis... escatológica.

lunes, 18 de junio de 2012

UN LIBRO DEMASIADO “FAMILIAR”




Entre las celebraciones que la ciudad de Buenos Aires, como capital mundial del libro 2011-2012, tuvo, se programó y editó una obra que recogía los cuentos que los abuelos inmigrantes contaban (se supone) a sus nietos porteños. El título era prometedor: Mis abuelos también lo cuentan, cuentos que los “referentes institucionales” de 50 colectividades residentes en la ciudad de Borges y Cortázar ofrecían a nuevas generaciones. El máximo  referente cultural de la ciudad anunciaba: “Cuentos que se convierten en un puente vivo entre el ayer y el hoy”. Otros referentes apuntaban:

-       Referente político máximo: “Un libro que se incorpora a la biblioteca de cada niño de nuestra ciudad” (o hay pocos niños en la ciudad –unos pocos miles- o el número de ejemplares ha sido superior a medio millón).
-         Referente político cultural: “La literatura infantil suele abordar los grandes temas de la Literatura” (un ingeniero opinando de libros para niños, curioso).
-         Referente político de relaciones institucionales: “Son 50 cuentos infantiles de 50 orígenes diferentes” (no ha debido leerse el libro porque no existen 50 cuentos en su interior)

Ilustración de Ana Sanfelippo
El libro recoge teóricamente cincuenta “cuentos adaptados especialmente”, tan especialmente que muchos no se parecen al original o cada adaptador/a ha hecho lo que le ha parecido, actualizaciones de clásicos incluidas. Es VERGONZOSO que no haya habido una mínima revisión literaria, que nadie se haya dado cuenta de decenas y decenas de errores, que nadie haya visto que era un producto con un título equivocado. Para muestra, unos cuantos botones:

- El cuento austriaco está escrito por un alemán.
- “Caperucita Roja” no representa a Alemania o que me lo expliquen (una historia que viene desde tiempos anteriores a la Edad Media y que los niños franceses e italianos conocían ya en el siglo XI. ¿Alemán porque los Grimm lo reescribieran en el siglo XIX?).
- Platero y yo no es ningún cuento infantil, no representa a España (y lo dice un español) y está pésimamente adaptado ya desde el título: “Mi burrito Platero”. Luego, en 360 palabras se despacha un precioso libro poético, lleno de sutilezas y emociones. Un horror.
Ilustración de Fernanda Bragone


- El cuento catalán está mal traducido, el cuento (leyenda recogida por Clarice Lispector) brasileño está mal citado y traducido.
- Uruguay está representado por un candombe escrito en el 2011 por un argentino y con un título tan cercano a la infancia como: “Candombe del 6 por ciento”.
- El cuento inglés –“Juan, Pablo, Jorge y Ricardito”- tiene que ver con los abuelos como un chupete o un sonajero: nada. Son los nombres castellanizados de The Beatles insertados en una historia actual sin ningún atractivo.
- El cuento italiano –“Pinocho”- es otra historia fallida ¿o piensan, quienes la adaptaron, que se puede contar en 400 palabras la complejidad del libro de Collodi?
Ana Sanfelippo en su estudio
- Y más… un niño libanés no puede llamarse Javier, “Cenicienta” puede ser un cuento de Perrault pero cualquier francés abominaría que les representara (además de ser un cuento hindú, escrito muchos siglos antes por chinos e italianos), los dioses griegos no son las historias que los abuelos atenienses o tesalonicenses cuenten a sus nietos, el cuento rumano está sacado de la novela de un irlandés, “Drácula” en menos de quinientas palabras suena inquietante para niños… por lo aterrador de la adaptación, las historias de gallegos y vascos son de escritores vivos, nunca de cuentos de abuelos, etc., etc., etc.

Lo dicho: un disparate de selección y adaptación de cuentos agravado por ser todo MUY FAMILIAR, demasiado familiar. La principal adaptadora de cuentos –Graciela Repún (Buenos Aires, 1951)- coloca a su familia y alumnos de su taller de escritura al frente de historias de nigerianos, caboverdianos, chinos o uruguayos. Su marido –Enrique Melantoni (Luján, provincia de Buenos Aires)- y sus dos hijos –Julián y Marina- son los autores de varios textos, muchos, incluido ese candombe uruguayo tan tierno e infantil. El resto, salvo alguna excepción, alumnos (más bien alumnas) del taller de escritura de Graciela. TODO QUEDA EN CASA, y así salen las cosas cuando no se entiende de literatura para niños, ni de cuentos populares, ni de qué es lo que realmente contaban los abuelos inmigrantes en las casas y conventillos de la ciudad a principios y mediados del siglo XX.

Ilustración: Ana Sanfelippo
Si uno con sus familiares, amigos y conocidos hace un libro como este y se lo paga de su bolsillo, perfecto. Pero hacerlo con dinero público, en una edición muy cara a todo color en todas las páginas (224), con pretensiones de ser un documento representativo usando a los abuelos como excusa, creo que es algo denunciable, dado el resultado final.
 
Tampoco parece existir ningún tipo de sensación de deshonestidad, bochorno o vergüenza entre la gran familia de adaptadores. Quizás haya que decirlo en los idiomas de los abuelos: vergogna, verecundia, honte, vergonya, vergonha, shame, schamgefühl, stud, géda, skam o ese maravilloso: virgogna.

(Puede verse y descargarse el libro -en un “pdf” de 32 megas- en:
Il.: Ana Sanfelippo
Dentro de este desastre literario hay que salvar el trabajo de los ilustradores, cuyos dibujos desde la portada o tapa del libro invitan a la lectura. Coordinados por una especialista como Monica Weiss (Adrogué, provincia de Buenos Aires, 1956) se muestran los trabajos de 50 artistas, algunos de ellos noveles, muchos principiantes en el mundo de la ilustración y algún otro con varios libros ilustrados para niños en su currículo. Es de agradecer que en esta selección no haya predominado la familiaridad como en los textos y se puedan descubrir trabajos como los de Gabriela Pascale, Agustina Suárez, Lucía Heber, Paula Golubicki, Lorena Castillo, Paula Vintimiglia, Verónica Fradkin, Gabriela Thiery o Josefina Wolf. Un conjunto de ilustradores e ilustradoras que se merecen una pequeña referencia biográfica y profesional en un libro que lo permite.
A esta pequeña selección quiero añadir y destacar dos jóvenes ilustradoras cuya calidad, dominio del collage, de la acuarela o de técnicas mixtas es grande, y cuyas interpretaciones de los cuentos del libro me parece que aportan alegría a las historias, una –árabe- con decenas de cabezas cortadas en su interior (para que los niños aprendan, obviamente) y otra –caboverdiana- con toda la melancolía del mar océano que un escritor afincado en Lisboa tiene de su tierra natal (también muy infantil).
Fernanda




Diavolo (il.: F. Bragone)
La primera es de Ana Sanfelippo, ilustradora, diseñadora gráfica, calígrafa y dominadora de muchas más artes. Da clases de tipografía en la UBA y gusta de ofrecer júbilo a sus oyentes y lectores. En palabras de ella: “Publiqué algunos libros acá, otros en México y en España. Recibí algunos reconocimientos como el premio Destapa,  expuse letras en la Bienal Iberoamericana de diseño y en la muestra Typeit, y tuve la oportunidad de participar del workshop de ilustración de Bratislava 2011 realizado en el marco de la Bienal de Ilustración Infantil cita en dicha ciudad. Estudié con Mirella Musri, Istvansch, Mónica Weiss y un tiempo con Pablo Cabrera. Estoy con muchas ganas de seguir aprendiendo y creciendo. Espero sumar alguna sonrisa a quien tenga la oportunidad de encontrarse con mi trabajo”. Sonrisas que aporta a una de las partes más crueles de Las mil y una noches (texto elegido por la adaptadora como representativo de este libro milenario) y que reparte en otros trabajos suyos.

Caperucita (il.: Fernanda Bragone)
Fernanda Bragone (Buenos Aires, 1976), se formó en una escuela técnica porteña, para recibirse posteriormente como profesora de pintura en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón. Desde 1997 trabaja en talleres de plástica, en escuelas comunes y de educación especial. Desde 1998 participa en exposiciones de pintura, individuales y colectivas. Desde el 2007 participa en proyectos de ilustración para niños. Ha realizado colaboraciones para la revista Rumbos y Nuestra cultura, de la Secretaria de Cultura de la Nación. Estudió ilustración con Monica Weiss e Istvan Schritter. Ilustró el libro La niña momia, de la editorial Crecer Creando, escrito por Mario Méndez. Participó últimamente en la exposición colectiva sobre textos de Roberto Arlt en el centro Recoleta. Realiza actualmente ilustraciones para la revista chilena Terminal. Sus dibujos e ilustraciones muestran formas suaves para textos con complejidades de interpretación, ofreciendo visiones diferentes del mar o del mundo del misterio, lleno de diablos o famosos luchadores.

lunes, 11 de junio de 2012

MAURICE SENDAK YA ESTÁ EN EL PAÍS DONDE VIVEN LOS MONSTRUOS


Sendak -en el centro- con dos lectores suyos
Había una vez en Brooklyn un niño judío de origen polaco que a los doce años se quedó impactado con los dibujos y la música de la película Fantasía (Disney, 1940). Descubrió que el personaje que ejercía de brujo exorcista –Mickey Mouse- había nacido el mismo año que él (1928) y que habían crecido teniendo gustos comunes: música, un perro a su lado y pasión por el dibujo. “Mis figuras dominantes en mi infancia fueron Mickey Mouse y mi riguroso y barbudo abuelo materno”  diría ya de mayor. Este niño curioso emborronaba decenas de hojas y con 14 años publicaría sus primeros trabajos en la revista de la escuela. Poco después, a los 19 años, ilustró su primer libro donde las moléculas eran parejas de danzarines y una reacción en cadena era un desfile de baile conga: Atomics for the Millions.
Moléculas danzarinas (1947)

Siguió creciendo y dibujando y un día, ya adulto y barbudo como su abuelo, encontró que le gustaba imaginar caballos salvajes para los que bocetó un libro: Where the Wild Horses Are (Donde viven los caballos salvajes). El libro daba vueltas en su cabeza, llena de recuerdos y sueños infantiles, y en una de ellas los caballos mudaron en monstruos y el niño protagonista tomó nombre: Max. Había nacido el libro ilustrado infantil más trascendental y leído del siglo XX: When the Wild Things Are (Donde viven los monstruos). Era el año 1963 y estamos hablando de Maurice Sendak.

Sendak, Max y sus monstruos
Sendak nos dejó el pasado 8 de mayo, víctima de un accidente cerebrovascular. Sus ojos de niño nunca dejaron de observar el mundo que le rodeaba y su genio creativo dio lugar a más de un centenar de libros, auténticas obras de arte casi todos ellos. Era el más grande de los grandes ilustradores contemporáneos y siempre lo supo en un país el suyo que ha publicado centenares de artículos sobre su obra y su monstruoso libro clave. Cuando le trataban de deidad terrenal él siempre decía: “Mis dioses son Herman Melville, Emily Dickinson y Mozart. Creo en ellos con todo mi corazón”.
Max y Maurice eran almas gemelas y sus aventuras en el país donde viven los monstruos son las aventuras que imaginaban los hermanos Sendak –Maurice y Jack- sobre los tejados y terrazas neoyorquinas. Max sigue volviendo cada noche a su habitación tras liberar energías en fiestas monstruosas y siempre le está esperando un plato de sopa calentita; a Maurice le esperan actividades más plácidas: observar a sus criaturas desde los cielos de su Nueva York, tantas veces dibujados por él de día y de noche.


Maurice Sendak nació el 10 de junio de 1928 en Brooklyn, barrio de Nueva York entonces lleno de inmigrantes judíos. Su pasión por el dibujo fue tan grande que desde niño disfrutaba imaginando historias solo por el placer de verlas después en imágenes y en viñetas. Sus primeros trabajos a lo largo de los años 50 muestran ya un ilustrador con mundo creativo propio cuyos personajes reflejan sentimientos y actitudes complejas. Sus libros propios –como autor de textos e ilustraciones- son un catálogo de entusiasmos infantiles y aprensiones varias en expresivas y cuidadas imágenes. Sus trabajos para otros autores siguen el mismo patrón que llena de emociones cada página, sea esta de osos o de tortugas. Su encuentro con Else Homelund Minarik en 1957 dio lugar a un personaje de fama mundial, serie de televisión incluida: Little Bear (Osito). Un osito con seis libros escritos y dibujados entre 1957 y 1968 y que permitieron a Sendak jugar con animales en sus historias. En 1962 The Nutshell Library (La Minibiblioteca en la versión española de Gloria Fuertes) continúa el juego visual y rimado con animales en una joya de caja de cartón que contiene en su interior cuatro minilibros, donde una familia de cocodrilos crea un abecedario o un león llega a tragarse a un niño un tanto insoportable (el infante se llama Pierre y puede verse su historia en un video en el que Carole King pone la música y Sendak las imágenes:


Este libro le sirvió para ser reconocido como el “Picasso de la ilustración” por algunos críticos neoyorquinos, algo que no le consultaron  al propio Pablo Ruiz Picasso, que con 81 lúcidos años entonces seguro que pensaba otra cosa. Un año más tarde quizás el auténtico Picasso hubiera opinado de manera diferente al ver la obra maestra de Sendak: When the Wild Things Are (Donde viven los monstruos).


Osito (1957)

Sendak a lo largo de sus 83 años de vida publicó dieciocho libros como autor integral de textos e ilustraciones; solo seis de ellos han sido traducidos al español. Solo seis, pero cada uno único y genial: El letrero secreto de Rosie (The Sign On Rosie's Door, 1960); La Minibiblioteca (The Nutshell Library, 1962), Donde viven los monstruos (When the Wild Things Are, 1963), Héctor Protector y Cuando yo iba por el mar (Hector Protector and As I Went Over the Water: Two Nursery Rhymes, 1965), ¡Dídola, Dídola, Pon! (Higglety Pigglety Pop!, 1967),  La cocina de noche (In the Night Kitchen, 1970).


La cocina de noche (1970)
También puede verse su obra a lo largo de una veintena de títulos editados en español de autores como Isaac Bashevis Singer (Cuentos judíos de la aldea de Chelm Lumen, 1978), Robert Graves (El gran libro verde Lumen, 1988), los germanos Grimm (El enebro y otros cuentos de los hermanos Grimm Lumen, 1989) o Else H. Milnarik y su serie Osito (cinco libros en Alfaguara). Con más de quince años sin publicar libros y más de dos décadas sin dibujarlos, en septiembre de 2011 se editó su última obra: Bumble-Ardy, donde un cerdito de nueve años anda a la búsqueda de sí mismo. A ver si tenemos la suerte de que Miguel Azaola, el inmejorable traductor al español de muchas de sus obras, se anime con esta divertida parodia.  Se espera también que en febrero de 2013 llegue a las librerías My Brother`s Book (El libro de mi hermano), un homenaje ilustrado a Sendak de su hermano Jack.


lunes, 21 de mayo de 2012

SOBRE PREMIOS. UNOS MEJORAN Y OTROS NO (FERIA DEL LIBRO Y 4)


Desde hace un tiempo, editoriales y organizaciones en torno al libro infantil guardan sus premios para ser presentados en la Feria del Libro de Buenos Aires. No es mala idea: en dieciocho días intensos de carreras de un stand a otro, pasando siempre por una oficina de prensa que no informa de mucho en esto de la infancia, uno se hace idea del panorama de la LIJ en Argentina más allá de Buenos Aires (Capital Federal, que también existe una provincia con ese nombre mucho más poblada que la capital). Pero al asunto de los premios; este “blog” quiere otorgar los siguientes:

A LA EDITORIAL MÁS DESPISTADA: A la Editorial SM de Argentina que no sabe qué hacer con sus premios y con sus premiados. Un año apuesta por organizarlo en algún lugar de la ciudad (C.A.B.A. son las siglas de esta ciudad de Buenos Aires), que al año siguiente cambia de ubicación y barrio, que luego decide no hacerlo ese año posterior en ninguno sino esperar a la Feria del Libro (la de adultos, papi) y que en el 2012 decide otra cosa, con barco sin vapor incluido. Las dos novelas últimas premiadas de Laura Escudero y Paula Bombara merecen mejor suerte que los vaivenes de una editorial sin norte ni sur, que con cada feria mengua y que observada desde fuera no se sabe a qué juega y por donde va a salir. Quizás haya un sombrerero loco en algún lugar de la calle Belgrano que les dirige o simplemente, no hay nadie en esa editorial subsidiaria de España que tenga las cosas claras. Una lástima.

A LA EDITORIAL QUE PREMIA CUALQUIER COSA: En un lugar de Buenos Aires existe una editorial que se jacta de dar el premio de mayor cuantía económica como editorial independiente. ¿Independiente? ¿Se lo creen o se están metiendo desde las bases del premio con la editorial SM de Argentina que sí tiene el premio mejor remunerado económicamente? Esta editorial gusta de repetir jurados y elegir como premiados a lo primero que se mueve, perdón a los libros que en sus páginas más se mueven en sucesión frenética de aventuras o cuentos. Es la editorial Sigmar, cuyo premio ha sido declarado de interés cultural por el Honorable Senado de la Nación Argentina, la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el Instituto Cultural de la provincia de Buenos Aires y el Ministerio de Cultura e Innovación de la provincia de Santa Fe. Cuenta con el auspicio del Ministerio de Educación de la Nación, el Ministerio de Educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la Fundación El Libro, la Asociación de Literatura Infantil y Juvenil de la Argentina (ALIJA), la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) y Foro 21. Esto es como en el chiste del niño que rezando se acuesta con un montón de santos que, al ser tantos, consiguen que la cama del niño se venga abajo. Todos estos avales y auspicios ¿para qué? ¿Para ofrecer cada año libros prescindibles y premiadas varias con pseudónimos de varones? Y en el 2012… más de lo mismo.

A LA JURADO QUE NO QUIERE SER JURADO, PERO SIEMPRE ES JURADO (Y MIRA QUE QUIERO QUE ME PREMIEN): Oír a la misma persona un año tras otro sus opiniones, más bien quejosas, como jurado cansa. ¿Por qué repite Norma Huidobro, una escritora notable, como jurado de los mismos premios? Zapatero a tus zapatos y escritor a tus novelas, que ya las juzgarán otros.

A LA LABOR BIEN HECHA: Los “Destacados ALIJA 2012” son unos premios que han mejorado a ojos vistas, respetando sus propias normas por primera vez, eligiendo mejores libros y autores, y con una ética detrás de los componentes de jurado pocas veces vista, que les lleva a excluir sus obras de los premios donde antes no ocurría este mínimo de “autoritas” moral. Por ello, “chapeau” a un año de galardones que se plasmó en una sala llena de un público admirador de María Teresa Andruetto, jurado de ALIJA y reciente premio Andersen, cuyas opiniones y vida se vio en un montaje lindo y con contenido. Un lujo de jurado para unas elecciones de libros más reducida, más ajustada a la realidad cultural argentina y con grandes aciertos. Se pueden ver los elegidos en http://www.alija.org.ar/?page_id=11 pero quisiera destacar su elección final como mejor libro del año a La aldea literaria de los niños: problemas, ambigüedades, paradojas de María Adelia Díaz Rönner (Editorial Comunicarte, Córdoba, 2011), un libro que es un repaso por la literatura infantil argentina y no argentina de una persona especialista de visión aguda y atinada; libro póstumo en una cuidada edición, incluida una portada o tapa donde el ilustrador Istvansch anima a abrir sus páginas.

MENCIÓN ESPECIAL AL NO DAR PIE CON BOLA INTERNACIONAL. Al Banco del Libro de Caracas (Venezuela) que otorga cada año unos premios a Los mejores libros para niños y jóvenes 2012 donde no aciertan a cumplir ellos mismos sus bases. Todos los años repiten el mismo esquema: laureles a libros publicados hace muchos años, presencia mayoritaria de unos países de escritura en español y ausencia de otros, abundancia de autores en otras lenguas… En el siglo XX y en el 2012 también, aunque –por fín- hay 2 (dos) libros venezolanos dentro del más de centenar de obras escogidas y –por fín- reaparecen libros argentinos entre la abundancia de españoles y mejicanos. Lo más asombroso fue premiar a un libro de 2002 diez años después de ser editado en España (El ángel del abuelo de Jutta Bauer). Una jurado lo tenía claro: “El jurado fue interdisciplinario: profesores, libreros, ilustradores, personas de distintos lugares del mundo del libro que ofrecieron varias visiones”. Visiones sí, pero desde ninguna atalaya, en un país cada vez más cerrado en asuntos de LIJ, donde es fácil no dar pie con bola (no acertar).

jueves, 10 de mayo de 2012

DANIEL PENNAC EN VIVO (FERIA DEL LIBRO 3)

La figura del escritor y ensayista francés Daniel Pennac (es curioso, por haber nacido en Casablanca en 1949 algunos hablan de él como escritor marroquí) se paseo por la Feria del Libro de Buenos Aires rodeada de una pequeña escolta francesa, gente de la embajada, su librera parisina preferida y periodistas galos varios que acapararon las preguntas finales (¿tienen que venir a Buenos Aires a preguntar en francés cuando lo tienen cerca, a 65 kilómetros de París?). Fue el pasado 1 de mayo, día del trabajo para Daniel y su gente.

Autor de libros para jóvenes, de la saga más bien infantil de aventuras de Benjamin Maulossène y su familia,  de álbumes ilustrados o libros-álbum y de todo tipo de libros para todo tipo de públicos, es un ensayo sobre la lectura su obra que ha cambiado la forma de afrontar el acto de leer en buena parte del mundo desde su edición en 1992: Comme un roman (Como una novela, Barcelona, Anagrama / Bogota, Norma). Cómo no, de este libro y sus 10 derechos del lector 10, versó buena parte de sus reflexiones. Así repitió ordenadamente que estos eran:

1) El derecho a no leer.
2) El derecho a saltarnos páginas.
3) El derecho a no terminar un libro.
Derechos del lector ilustrados por Quentin Blake 
4) El derecho a releer.
5) El derecho a leer cualquier cosa.
6) El derecho al bovarismo (volvernos bobos por lecturas de color rosa o del que sea como Madame Bovary con sus novelitas románticas)
7) El derecho a leer en cualquier sitio.
8) El derecho a hojear.
9) El derecho a leer en voz alta.
10) El derecho a callarnos.

Se explayó en las cuatro primeros recordando sus comienzos lectores detrás de la nube de humo que envolvía a su fumador padre o de sus primeras clases en secundaria donde un alumno con trece años le preguntó el primer día que si en ese curso había que leer. Avanzó curiosidades animales: “Mi lengua materna es mi elemento natural, como el aire o como el agua. Escribir para mí es un trabajo de ballena, me sumerjo en el agua como elemento natural, allí abro la boca como la ballena y retengo el plancton entre los dientes. La ballena lo tritura como yo trituro el lenguaje y de esa inmersión salen frases que van conformando y animando mi vida solitaria”. Soledades del escritor y del lector: “El hombre construye casas porque está vivo, pero escribe libros porque se sabe mortal. Habita en bandas porque es gregario, pero lee porque sabe que está solo. La lectura no toma el lugar de nadie más, pero ninguna otra compañía puede remplazarla”. Le faltó el resumen final: “Estos 10 derechos se resumen en un solo deber NO BURLARSE JAMÁS de aquellos que no leen, si quieres que un día ... ellos lean”.
La coordinadora del encuentro con Daniel ejerció de maestra de ceremonias demostrando que se había leído su último libro –Journal d’un corps (sin traducir todavía al castellano)- y sobre esta obra iban y venían preguntas para aclarar que es el diario de un hombre escrito desde el punto de vista de su cuerpo y lo que le ocurre de los 13 a los 87 años. Su otra obra en prensa, un relato infantil con oso y ratitas que no se escuchan porque viven en planos diferentes, fue comentado de paso, aunque fue puesto como ejemplo de cómo se lee: el lector anticipa cosas que no suceden después, pero en este libro sí suceden en un juego de hacer visibles las estrategias lúdicas del escritor que utiliza para sus historias. El oso, Ernest, quiere ser músico y no juez como su padre y la ratita Celestin es toda una revolucionaria en su mundo: quiere ser artista. Nos quedamos sin saber el final, quizás por no atrevernos a ejercer nuestro derecho lector de saber cómo acaba un relato.
Y allí se quedó Daniel rodeado de gente y con su diploma de “Huésped de Honor de la Ciudad de Buenos Aires”, dado al comienzo del acto por el ministro porteño del ramo del libro que no pudo escuchar después la ironía de Pennac al contar que no se esperaba este reconocimiento viviendo donde vive, aislado en un pequeño pueblo a una hora de París. Cosas de la globalización.